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viernes, 13 de julio de 2012
martes, 3 de julio de 2012
MOQUEGUA Y SUS LEYENDAS
Moquegua es un departamento del Perú situado al sureste del país, en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes. Limita con los departamentos de Tacna, Puno y Arequipa y es ribereño del océano Pacífico.
Desde el punto de vista jerárquico de la Iglesia católica, forma parte de la Diócesis de Tacna y Moquegua, la cual a su vez pertenece a la Arquidiócesis de Arequipa.[1]
Ubicación
Hacia el norte limita con Puno y Arequipa; hacia el sur con Tacna y el mar de Grau; hacia el este con los departamentos Puno y Tacna; hacia el oeste con Arequipa y el mar de Grau (océano Pacífico que corresponde al Perú). Situado en la región suroeste, tiene regiones de costa y sierra. Ubinas, su inquietante volcán, es el único en actividad en todo el Perú. En sus faldas, la tierra es fecunda, en contraste con la desolación de sus cumbres.
· Latitud sur: 15º 58´ 15".
· Longitud oeste: entre meridianos 70º 48´ 5" y 71º 29´ 18".
· Número de provincias: 3.
· Número de distritos: 20.
· Clima: subtropical y desértico soleado, con una temperatura de 20,5°C, una máxima de 33°C y una mínima cercana a los 9°C. La ciudad de Moquegua tiene un clima templado y seco, con escasas lluvias, con un intenso y benigno sol.
· Latitud sur: 15º 58´ 15".
· Longitud oeste: entre meridianos 70º 48´ 5" y 71º 29´ 18".
· Número de provincias: 3.
· Número de distritos: 20.
· Clima: subtropical y desértico soleado, con una temperatura de 20,5°C, una máxima de 33°C y una mínima cercana a los 9°C. La ciudad de Moquegua tiene un clima templado y seco, con escasas lluvias, con un intenso y benigno sol.
DIVISIÓN POLÍTICA
Provincia
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Capital
|
Superficie km2
|
8.671,58
| ||
5.681,71
| ||
1.380,59
|
La india María
La
india María
En los inicios de valle
Algarrobal, existía en una de los fundos una india llamada María. Ella vivía
con su madre.Conforme pasaron los años María se convirtió en una persona cada
vez mas malcriada y malagradecida.
Un día su madre mando a María
a pastar ovejas al cerro y ella ni quiso obedecer lo indicado. La madre de la
india , le increpo su conducta y la muchacha le contesto y cacheteó a su propia
madre.
La madre de María le dijo
que las hijas que golpeaban a sus madres se condenaban. María no presto
importancia a las palabras de su madrey se fue al cerro. En la mitad del
camino, María se sintió mal y al poco poco rato ella y sus ovejas se
convirtieron en piedra. Desde entonces podemos observar a María y a sus ovejas
en el cerro yendo al Algarrobal.
Publicado por Milagros
Garcia Magallanes
La Horma
La
Horma
Al norte de la ciudad de
Ilo, hay un manantial copioso que desemboca en la playa El Platanal,llamada así
porque en su lecho se levantan palmeras a la cual debe su nombre , además de
higueras y otras plantas.
Aquí habitaba un pequeño
pero aguerrido pueblo perteneciente a la cultura chinchorro. Su vida cotidiana
se desarrollaba entre la paz desus quehaceres domésticos, los hombres se
dedicaban a la pesca, al cultivo y a la orfebrería, y las mujeres al tejido y
cerámica.
Cuando Wiracocha vino a Ilo
a sumar territorios para incorporarlos a su Imperio , tuvo conocimiento de las
ricas minas de oro que existianal norte enviando un pequeño grupo de guerreros
. Debido a la dificultad de acceso a la quebrada El Platanal, no pudieron
doblegar a los dueños de casa.
Irritado , el Apu Wiracocha,
cuenta la leyenda, voló hacia el lugar y aterrizo cerca al manantial dejando
estupefactos a los del chinchorro y sometiéndolos de este modo.
Testigo de esto , es que hoy
en día se puede apreciar en una roca la horma del pie que el inca Wiracocha
dejo al llegar.
Autor: Anonimo
La dama encantada
La
dama encantada
Cuenta la leyenda que cierta
vez en el valle Chiribaya de la provincia de Ilo se hallaba un chombo, el cual
fue encontrado por un explorador , percatándose que emanaba un olor fétido del
mismo.
Al darse cuenta de dicho
olor, el explorador decidió abrir el chombo. Al destaparlo, no pudo soportar la
fetidez , perdiendo la conciencia por algunos segundos.
Al despertar, se topo con
una bellísima dama, ella había salido del chombo.
Al cruzar miradas la dama le
dirigió la palabra para pedirle que no dijera nada sobre su existencia y a
cambio de su silencio le concedería cualquier deseo .
Autor : Anónimo.
San
Gerónimo
Cuentan que hubo un tiempo
en que el río se secó en una de sus peores sequías al extremo que las
desgracias y miserias no podían ser castigo de Dios: los animales morían, las
hembras perdían sus crías, las plantas morían, los árboles se secaban. No había
remedio para esto y algunas personas comenzaron a irse a otros valles con mejor
suerte.
Un día llegó al valle un
hombre que, según contó, venía caminando valle abajo y visitaba todos los
lugares. Llamó la atención la túnica que usaba y su firma de hablar, tan dulce
y firme. Desde que llegó hablaba de Dios y de lo importante que era
arrepentirse de los pecados para no traer la ira divina. Peor de lo que se dio
cuenta la gente del valle era que con su llegada empezó a llegar el agua y con
ella la vida. Las atenciones hicieron que este personaje quedase en el valle
más tiempo del que tenía programado. En ese tiempo, los animales engordaron, el
río creció, las plantas empezaron a tomar fuerza y las hembras preñaban y
parían.
Pero este personaje debía
continuar su recorrido hacia el norte. No escuchaba los ruegos de la gente que
se reunía en tu entorno. No le inmutaron ni las lágrimas de las mujeres
agradecidas ni la risa de los niños que jugaban a su alrededor, pues su partida
era inevitable. Dicen los viejos que mientras subía el cerro cayendo ya la
tarde, las gentes en silencio rogaban a todas las fuerzas para que el personaje
no se vaya. Pero la oscuridad que avanzaba muy rápido, como nunca, impidió
seguir viendo al visitante perderse en las alturas.
Al día siguiente la gente se
levanto con congoja y sólo atinaron a recorrer con la vista el sendero del
visitante y cual no sería su sorpresa al ver al mismo pero convertido empiedra:
los ruegos de la gente había logrado detener su partida y había logrado hacer
que se queda en medio del valle, para bendecir su prosperidad. Las gente empezó
entonces a llamarlo San Jerónimo, patrono del valle de Ilo.
Dicen que los valles del
norte nunca recibieron su visita, por eso terminaron secándose y sus gentes
tuvieron que salir de ellos para no morir de hambre y sed.
Frente al Parque Ecológico
de El Algarrobal, en medio de un angosto camino se puede ver a un personaje de
espaldas, con su capa a medio vuelo y la pierna flexionada en además de subir
el cerro, recorrido que nunca culminó.
Cortesía :
Edwin Adriazola Flores
Playa las Loberas
Playa las Loberas
Había
una vez en el puerto de Ilo una playa en la cual vivían una señora y sus dos
nietas. Un día la señora mando a sus nietas a recoger leña, sin saber que por
ese lugar se encontraban merodeando piratas.
Los
piratas al ver a las niñas fueron tras ellas, las golpearon y las ultrajaron.
Las
niñas al regresar a su casa le contaron todo lo sucedido a su abuela, quien
enfurecida salió en busca de los culpables.
Al
encontrar a los culpables, la mujer lanzo grandes maldiciones contra ellos, y
debido a esto se dice que los piratas se convirtieron en lobos marinos.
Es
por eso que a ese lugar se le conoce con el nombre de la playa Las Loberas.
Los dos amigos y la sirena
Los
dos amigos y la sirena
Se cuenta que hace mucho
tiempo, en el puerto de Ilo, ubicado al sur del Perú en el departamento de
Moquegua, vivía Alberto , un pescador.
Un día Alberto salio de
faena al mar con su lancha, junto con su mejor amigo de nombre Pío.
Estando ya en altamar,
Alberto sintió cansancio por las largas horas que navegaba. Al llegar la noche
y preocupado porque no habían pescado nada, decidieron regresar al muelle
Fiscal y desviando la proa, enrumbaron a sus casas. Pasada media hora, ambos amigos
escucharon una melódica canción en medio de la noche y el brillo del mar que
provenía de un conjunto de rocas.
Ellos pensaron que era el
viento con el vaivén de las olas y no le dieron importancia al sonido.
Pino, remando más despacio,
decidió ver que animal provocaba tan bello sonido y divisando a una sirena
hermosa con cabellos cristalinos, ojos brillantes y con una silueta de mujer
inigualable, ella llevaba entre sus manos una varita que daba buena suerte.
Pío se puso a pensar en ese
momento en los rumores de vertían otros pescadores de la suerte y la fortuna
que traía la varita de la sirena.
Entonces decidió arrebatarle
la varita a la sirena. Antes de hacer ello, la sirena se zambulló al mar. Pío
dio un salto, tomó la varita y de otro brinco volvió a la lancha y remando como
nunca antes lo había hecho, y se alejó de ese lugar.
Alberto le preguntó el
porqué de aquella acción tan peligrosa a su amigo y este le respondió y solo
estaba ejercitando los músculos y así en medio de la conversación se dirigieron
hacia el muelle.
Estando en el muelle Fiscal
se bajaron los dos apresurados para tomar café en la casa de Pío.
Cerca de las dos de la
mañana, Pío no podía dormir tranquilo por la acción que había realizado en el
mar y mientras pensaba , nuevamente escuchó la melodía. Él se levanto asustado
y miró por la ventana, era la sirena que lo llamaba entre las olas del mar y el
oscuro ocaso.
Pío salió a pasear para
borrar el miedo que llevaba dentro. Se encontró con Alberto y decidió contarle
lo que venía ocurriendo todas las noches.Alberto, le dijo que la última vez que
fueron al mar, saltó de la lancha y vio que había cogido algo brillante ¿Qué
era?-preguntó- no era nada –dijo Pío.Sin haberle creído Alberto le respondió:
“Esa es la varita de una sirena y mientras tú la tengas te traerá mala suerte;
es mejor que la devuelvas antes que pase más tiempo, porque cuando la llegues a
tocar, en el Mar te va a pasar algo muy malo”.Después de la conversación, Pío
regresó corriendo a su casa, cogió la varita y se fue a tirarla al mar en un
lugar muy alejado para que nadie lo viera. Pero en su mala suerte pisó un pozo
de agua. De inmediato, Pío se convirtió en una inmensa peña.
El poder de la varita hizo
que desde ese día, ese lugar se convirtiera en una piscina natural de aguas
quietas y cristalinas conocida actualmente como Puerto Inglés.
Autor: Anónimo
Publicado por Milagros
Garcia Magallanes
El vengador espíritu pirata
El vengador espíritu pirata
Narran los pescadores con
más experiencia del varadero artesanal de Ilo, que Puerto Inglés , playa
ubicada al sur de la ciudad, fue como una especie de fuerte y desembarcadero
pirata.
Los piratas desembarcaban
aquellos tesoros que sustraían de los navíos de la corona española en una
fortaleza peñosa construida por la propia naturaleza, la cual hallamos en el
cerro de peñas que se encuentra ubicado frente a la playa.
Como era costumbre, después
de haber atacado un navío real, la tripulación pirata quedaba maravillada de
tanta riqueza , todos los objetos eran de oro y decorados con rubíes.
Al día siguiente de cada
robo, el capitán de la embarcación declaraba los tesoros y a la vez los demás
daban fe de protegerlo de cualquier amenaza inclusive sacrificando sus vidas.
Una noche Gulibert uno de
los piratas, presionado por la codicia de la mujer que amaba, sustrajo un
cofre. Al ser descubierto por sus compañeros, huyó despavoridamente rumbo al
cerro de peñas con la finalidad de esconderlo, y así lo hizo.
No había pasado mucho tiempo
y Gulibert fue detenido por el capitán, quien ordenó castigarlo por la
traición, lo cual era castigado con la muerte, y así lo hicieron. Degollaron a
Gulibert y condenaron su espíritu a la protección infinita de los tesoros.
Transcurridos los años,
nadie se atrevía a buscar el baúl. Gulibert recorre las inmediaciones del cerro
de peñas , decapitado , debido al castigo que le dieron.
Se dice que su espíritu
seguirá penando hasta reunir la cantidad de vidas que tenía la tripulación
pirata a la que pertenecía. También dicen que aquel que encuentre o trate de
encontrar el baúl del tesoro será maldecido como Gulibert.
Autor: Anónimo
El misterioso museo del Algarrobal
El
misterioso museo del Algarrobal
Los que viven cerca del
ahora museo del Algarrobal , cuentan que hace mucho tiempo , en la provincia de
Ilo en el distrito del Algarrobal se construyó una vivienda que tenía como
finalidad convertirse en museo.
Al término de esa
edificación, empezaron a implementar el interior de la vivienda con algunos
restos que dejaron los hombres antiguos que vivían en ese lugar.
A pesar del tiempo
transcurrido, se dice que al promediar la media noche, se oían voces y sonidos
como si estuvieran trabajando en una chacra, cuidando el ganado, y lo más
misterioso es que se escuchaba el ladrido de un perro. Es por esa razón, que
ninguno de los que cuidaban el lugar se atrevía a entrar a la casa.
Cierto día uno de los
vigilantes junto a un arqueólogo, se atrevieron a entrar al lugar. Esperaron
hasta media noche y al toque del reloj que marcaba las doce empezó nuevamente
el bullicio. Entonces vieron que de pronto se le apareció un perro que ladraba,
mientras ellos caminaban por el museo. Pasados unos minutos, desaparecieron las
voces y aquel ladrido .Los hombres se tropezaron y con mucho miedo se
levantaron. Lo único que ellos deseaban en ese instante era salir de aquel
lugar.
Al día siguiente, los
hombres se pusieron a cavar, y encontraron que dentro de aquella excavación los
restos óseos de una persona con sus bienes, acompañado del esqueleto de un
perro.
Consultando a los pobladores
del lugar, los hombres se enteraron que en ese lugar hace muchos años vivieron
hombres llenos de bienes y que tenían como guardián un perro. Esos hombres son
conocidos como los Chiribaya.
Desde entonces, es común
para aquellos pobladores escuchar los ladridos del perro y aquellas voces
misteriosas. Muchos dicen que el perro sale del museo y va a tomar agua del río
los días martes y viernes al promediar la media noche.
La Boca del Sapo
La Boca del Sapo
Hace
mucho tiempo cuando el puerto de Ilo estaba en pleno crecimiento, el gobierno
peruano mandó a inspeccionar el terreno para la construcción de la vía férrea
para el paso de “Kalamaso” -esto hace muchos años atrás- a un grupo de obreros,
el objetivo era observar por donde debería de pasar la línea férrea del futuro
tren que vendría de Moquegua.
Empezaron,
los obreros, desde la zona denominada “Bello Horizonte”, caminaron por el
acantilado de los cerros y no encontraron ninguna dificultad, pero cosa
curiosa, avistaron un cerro de forma muy peculiar, tenía la forma de una boca,
esto por la zona de Miramar.
Tras
larga caminata, los obreros se pusieron a descansar en las faldas de este
último cerro, pero un curioso trabajador quería explorar aquel cerro de
extrañas formas; en el momento del descanso se fue a la cima y todos lo
avistaron atónitos por tal osadía.
Todos
esperaban el regreso de su compañero de trabajo pero este no llegaba, pasó el
tiempo y la preocupación comenzó a inquietar a los demás obreros.
Se
decidieron en ir a buscarlo, ingresaron a la abertura del cerro de extrañas
formas y no encontraron nada, sólo uno de ellos pudo ver a un sapo muerto que
no le tomó mucha importancia. Los hombres seguían con la búsqueda, pero los resultados
eran desalentadores.
Al
atardecer regresaron al Campamento donde reportaron la desaparición de su
compañero al jefe de la expedición.
La
búsqueda fue intensa durante varios días sin resultados positivos. Nunca
apareció este muchacho, decía la gente, por esos tiempos, que la boca se había
tragado al hombre que había venido a inspeccionar la ruta que tendría el
“Kalamaso”.
Hoy
a ese cerro lo llaman “La boca del sapo”, ubicado más allá de Miramar, en la
provincia de Ilo.
La
leyenda de María Sosa
Esta es la historia de una
roca que se encuentra en el valle y tiene forma de mujer subiendo un cerro,
ella parece llevar un bebé.
María Sosa era una mujer que
vivía en el valle y estaba casada con el señor Pedro Tuntes. Su madre era una
persona muy importante porque agasajaba a las personas que la visitaban.
Cierto día una de las
autoridades de Moquegua llegó a su casa y no tuvo qué prepararle ; así que fue
a la casa de su hija para solicitarle su ayuda. Le pidió una res para agasajar
al ilustre visitante.
Maria Sosa habló con su
esposo y él le dijo que no, porque su madre gastaba demasiado en aquellos
recibimientos. Al ver la negativa de su hija, la señora aguardó a que llegara
la noche e ingreso al corral para sacar la res, pero en la oscuridad no se dio
cuenta que iba por unos matorrales, los cuales le causaron profundas heridas en
el cuerpo y al no poder curarlas murió.
La gente murmuraba sobre la
muerte de tan amable señora y culpaban a Maria Sosa por negarle el animal.
Pasado el tiempo,
misteriosamente Maria Sosa desapareció del valle , nadie la pudo encontrar .
Ella tenía un corral en el cerro, pues allí se encontraba abundante pasto. Las
personas pensaron que tal vez María estaba en su corral porque cuando se
aproximaban notaban la presencia de unas extrañas piedras que nunca estuvieron
en el lugar. Una de esas piedras tenía la forma de una mujer que cargaba a su
hijo en la espalda. Entonces los pobladores comprendieron que se trataba de
María Sosa y sus animales.
La madre fallecida, antes de
su muerte maldijo a su hija, al esposo de ella y a sus animales.
Autor : Anónimo
Calienta negros
Calienta
negros
Graciela Vera contaba sobre
la playa Calienta Negros la siguiente leyenda: La misteriosa playa de Calienta
Negros está enclavada en un paradisiaco lugar rodeada de silenciosos peñascos,
ternos y celosos guardianes de lo que allí sucedió. Esta enigmática y seductora
playa tiene el increíble sortilegio de atraer, enamora y despertar profunda
curiosidad por sus raras leyendas de acontecimientos ocurrido durante la
Colonia. La leyenda cuenta de cuando llegaron por mar raras e impresionantes embarcaciones
a vela, flameando tétricas banderas negras y despertando el temor de la
población. En esos galeones viajaban temibles y sanguinarios piratas en su afán
de rapiña por haberse enterado de los fabulosos tesoros en el Perú. Aquellos
ocultaban sus naves en playas pequeñas y tranquilas par asechar a los españoles
portadores de sus inmensas riquezas. Pero también llegaban con sus bodegas
llenas de esclavos traído desde el Congo.
Hombres y mujeres negros
eran tratados como bestias de carga y vendidos como tales. En la playa se les
sometía a subasta en donde se les cotizaba por su estatura, físico y dentadura,
adornado con grilletes que llevarían hasta el fin de sus días.
Fondeados sus galeones, los
diabólicos piratas en su estratégico escondite procedían a desembarcas la
triste y lacerada mercancía humana es la playa , apartada tanto del humilde
pueblo y aprovechando de ese lugar para calentar o reanimar bajo los
reconfortantes rayos de sol a los miserables negros, desventurada gente que
llegaba después de una penosa, larga y sacrificada travesía de largos meses por
el mar sin poder siquiera caminar ni estirar su cuerpo, medios moribundos,
desnutridos y con múltiples enfermedades. Esta famosa e histórica playa que los
piratas utilizaban para calentar a los negros por espacio de algunos días y
alimentarlos con mariscos y pescado antes de su comercialización se conoce
hasta nuestros días como Caleta Negros (Calienta Negros).
Allí también ocurrió otro
hecho: “Dicen que una hermosa y bien formada negrita era requerida y asediada
por un robusto y barbado pirata inglés, y cuentan que en una tranquila y oscura
noche de verano allá junto al roquerío el pirata pretendió hacerla su mujer. La
negrita angustiada se defendió como podía y desesperada, ya no sabía quehacer y
antes de perder su honor en manos de ese bárbaro pirata, cogió una daga del
cinto del pirata… y en vista que los ruegos no el importaban ni las lágrimas
conmovían a aquel hombre cruel, ella perdió la razón, se hundió la daga en el
pecho y se partió el corazón.”
Otra versión no habla de
piratas si no de comerciantes ingleses quienes desembarcaba por Puerto Inglés y
utilizaban Calienta Negros para los fines que se han comentado líneas. Es de
allí donde vendría el nombre de Calienta Negros: el lugar donde se calentaba a
los negros vendidos como esclavos, o la caleta de los negros, en donde se les
comerciaba para introducirlos en los valles de Sama, Moquegua, Tacna, Arica y
Tarapacá.
Leyenda Ileña brindada por
el profesor
Edwin Adriazola Flores
lunes, 25 de junio de 2012
La Poza de la Sirena
La
Poza de la Sirena
“Yo
tuve la suerte de conversar en esa época muy niño todavía con un señor que
tenía cerca de noventa años que se llamaba don Amador Mazuelos y él nos
aseguraba una leyenda que había sucedido en Ilo. En esa época Ilo era una
caleta, un caserío se puede decir, porque era un grupo muy pequeño; las casas
estaban diseminadas, casi aisladas en ciertos sitios del puerto. Así que esa
gente, en esa época, solamente se conocía la manera más rústica de cocinar que
era a leña… Entonces la materia prima era la leña y había gente que vivía de
ese trabajo. Y se trata cabalmente de uno de estos señores que en una época en
que se fue al valle a traer su materia prima para las cocinas, se entretuvo en
el valle comiendo fruta, porque era temporada de frutas y, cuando acordó, ya el
tiempo se le había vencido. Comenzó a recolectar la leña, formó su atado y se
lo puso a la espalda y este señor comenzó a caminar por rutina por el mismo
sitio que era el camino del puerto al valle, por la orilla del mar hasta la
Boca del Río. Así que cuando estaba pasando por un trecho muy pegado al mar,
siente una voz de una mujer que estaba tarareando, una voz muy bonita. Pero el
agarró y pensó: “!Caray! esta mujer a dónde viene a cantar en este desierto”
Pero después se quedó parado y sorprendido porque recapacitó y resulta que él
se orienta bien y ve que la voz salía del mar. “¿Cómo –dijo- una mujer
bañándose a estas horas de la noche?” Y esa era una noche oscura, no había
luna. Así que a las justas, dejo tirado la leña en el suelo, se sentó sobre el
atado y se puso a escudriñar el mar.
Y
en el mar había un mochito y allí se veía un bulto que se movía, pero él decía
que era un lobo; pero sentía que desde allí salí una voz que era de una mujer
que gritaba, que cantaba, que entonaba algo. Pero de repente vio con sorpresa
que siente un chapuzón y ve en la espuma blanca que con velocidad salía en su
dirección, una raya blanca que se dirigía hacia él. Cuando de repente ve que
sale del agua una mujer. El no se dio cuenta de la cola ni nada y recién supo
más tarde que era una sirena. El problema era de comunicarse hasta que se
comunicaron con mímica y al fin se comprendieron. Entonces ella le decía “¿Qué
haces acá?” Y él le señalaba la leña y así.
Luego
de una larga conversación, resulta que se despiden pero la sirena le dice que
ponga las manos juntas que le iba a dar algo. Entonces mete la sirena debajo
del agua las manos y comienza a llenarle las manos con lo que del fondo sacaba
y el se lo mete al bolsillo. Luego se despiden y recién cuando se da la vuelta,
se da cuenta el leñador recién que la mujer tenia una cola de pescado. Cuando
la sirena desapareció, él se sentó un rato sobre la leña, pensativo y se dijo
“Esto no lo puedo contar en el puerto, porque si lo cuenta me van a decir que
estoy loco, que estoy chiflado; nadie me va a creer porque no hay otra persona
que lo haya visto”. Entonces se quedó calladito.
Llegó
al puerto y comenzó a repartir la leña; cada persona necesitaba dos palitos
para cocinar. Termina su venta y entonces se queda pensativo y va y se acerca a
un bar; en ese tiempo los bares solo vendían vino. Cuando lo terminó, metió la
mano al bolsillo, sacó la plata que había acumulado, pero sintió unas cosas
raras; saca la mano con esas cosas raras y lo primero que hace es sacar la
plata para pagar y empezó a examinar unas cosas raras como una bolitas de
fierro, pero brillante, medio blanquizcas. Como los del costado conocían de
esto, dijeron “!Perlas!” El leñador metió la mano al bolsillo, pagó y se fue
asustado pensado en las perlas.
Pero
dicen que “en pueblo chico infierno grande”; voló la noticia y todo el mundo se
enteró, hasta las autoridades de esa época. Ellas se reunieron y se informaron
de quién tenía las perlas, que era un pobre diablo que vivía de la leña, que cómo
puede tener perlas, que de dónde las habrá sacado, que seguro las habrá robado…
y especularon muchas cosas, incluso que había encontrado un banco de perlas.
“!Vamos a ser ricos¡” dijeron entonces y decidieron chapar al leñador. Luego de
hacerlo le quitaron las perlas y le dijeron que confiese de donde las había
sacado. El se mantuvo en silencio porque tenía miedo de decir la verdad, hasta
que decidió contarlo todo pero a condición de que le crean: “Me las dio una
sirena” les dijo. No bien dijo esto lo castigaron. Le echaron agua, lo colgaron
y le pegaron, lo que le mortificó mucho; pero como insistía en su versión,
unote sus captores propuso que hiciera lo mismo para demostrar que decía la
verdad. Así que lo enviaron al mismo sitio custodiado por soldados sin mayor
fortuna por espacio de quince o veinte veces, recibiendo castigos por
mentiroso. Uno de ellos le dijo “¿Por qué no te concentras y así puedas
transmitirle a la sirena para que venga?” Así que el leñador se concentraba y
llamaba a la sirena, hasta que en una noche sin luna salió nuevamente hacia el
lugar seguido de cerca por sus captores. Se puso frente al mar y de repente,
igual que en la primera vez, escuchó el canto de la sirena y su figura sobre la
roca en medio del mar. “!¿La sienten?! ¡¿La sienten?!” empezó a gritar. Tiro la
leña al suelo y la llamaba a gritos “!Ven sirena! ¡Ven sirena!” Sintió el
chapuzón, vio la espuma del mar y la raya blanca que se le acercaba.
Al
preguntarle qué pasaba, el leñador le comentó que desde el día que la había
visto, en vez de ser una alegría había sido una desgracia porque había sufrido
mucho y le contó lo sucedido. Entonces el leñador se agarró las puntas de la
camisa formando una bolsa y le dijo “Dame perlas, dame perlas” La sirena le
entendió el mensaje y le lleno la camisa con lo que pedía; luego de lo cual
llamó a las autoridades para que vean lo que tenía. Al llegar al sitio algunos
lograron ver algo de la sirena y al dar su chapuzón pudieron verla por completo
perdiéndose en el mar. la gente curiosa fue a ver lo que le había entregado al
leñador y éste soltó su camisa y las perlas se fueron al suelo, luego de lo
cual todos se arrodillaron para poder agarrar algo de ella, mientras el leñador
desapareció por completo del lugar en el momento de la confusión.
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